viernes, 9 de junio de 2017

EL SONIDO DE LA SELVA


Hace muchos, muchos años, en el sigo III D.C., el rey Tsnao envió al templo a su hijo, el príncipe Tnai, a estudiar con el gran maestro Pan Ku. Como el príncipe Tnai iba a suceder a su padre en el trono, Pan Ku debía enseñar al joven los principios básicos para ser un buen gobernante. Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo envió solo a la selva Ming-Li. Después de un año el príncipe debería regresar y describir los sonidos de la selva.
Cuando Tnai regresó, Pan Ku le pidió que descubriera todo lo que había escuchado
"Maestro", respondió el príncipe, "pude escuchar a los pájaros cantar, a las hojas crujir, a los colibríes gorjear, a los grillos chirriar, a las abejas zumbar y al viento susurrar y gritar".
Cuando el príncipe terminó , el maestro le dijo que se devolviera a la selva para que escuchara más y más puesto que había escuchado poco. El príncipe quedó desconcertado con la petición del maestro. ¿Acaso no había descubierto ya todos los sonidos?
Día y noche sin descanso el joven príncipe se sentó en la selva a escuchar. Una mañana, mientras se encontraba silencioso entre los árboles, comenzó a identificar sonidos débiles diferentes a aquellos que había escuchado antes. Entre más los escuchaba, más claros eran. Un sentimiento de claridad lo envolvió.
"Estos deben ser los sonidos que el maestro quiere que yo discierna", pensó.
Cuando el príncipe Tnai regresó al templo, el maestro le preguntó qué más había escuchado.
"Maestro", respondió el príncipe con reverencia, "cuando escuché con más atención, pude oír lo inaudible -el sonido de las flores abriéndose, el sonido del sol calentando la tierra, y el sonido de la hierba bebiendo el roció de la mañana."
El maestro asintió con aprobación.
"Oír lo inaudible, enfatizó Pan Ku-, es una disciplina necesaria para ser un buen gobernante. Porque sólo cuando un gobernante ha aprendido a escuchar los dolores que no se expresan y las quejas de las que no se habla, puede inspirar la confianza de su gente, descubrir cuando algo está mal y satisfacer las verdaderas necesidades de sus ciudadanos. La destrucción de los estados se origina cuando los líderes sólo escuchan palabras superficiales y no penetran profundamente en las almas de su gente para escuchar sus verdaderas opiniones, sentimientos y deseos."

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